28.5.08

No seas burro, esto es arte.....

"El traje nuevo del emperador", es un cuento de Hans Christian Andersen, publicado hacia 1837. Se cree que Andersen se baso originalmente en una historia española recopilada por Don Juan Manuel en "El Conde Lucanor" .

La historia es una fabula, que entre otros mensajes subliminales nos deja uno muy importante, Sólo porque todo el mundo crea que algo es verdad, no significa que lo sea.

Y os preguntareis porque traigo aquí esta cita literaria. Pues bien, aunque no os lo creáis a lo largo de la historia el relato de Andersen ha cobrado vida fuera de las paginas de un libro, hasta alcanzar cotas de realismo que como suele suceder sobrepasan con creces la ficción.

Uno de los mas claros ejemplos se dio en la Francia de primeros de siglo pasado, sobre el año 1910, se celebro en París, concretamente en el Salón de los Independientes, una exposición de arte visual, con el fin de dar oportunidades a nuevos artistas.

De entre todas las obras exhibidas, una en particular fue la que llamo mas la atención de la critica especializada y del público en general. La obra titulada “Coucher de soleil sur l’Adriatique”(Atardecer en el Adriatico), la misma, realizada por el enigmático y desconocido artista Rafael Boronali, estaba compuesta por un conjunto de trazos fuertes y caóticos, colores amarillos y anaranjados que, según algunos de los críticos más respetados de Francia representaba “un acto de furia natural” y “una maravilla del arte expresionista”.


Tal fama llego a obtener la obra que se intento por todos los medios localizar al genial artista que bajo un seudónimo había presentado el oleo. Después de mucho reclamar la presencia del pintor, esté hizo acto de presencia. El responsable que respondía a su vez al seudónimo de Dorgeles, reclamo la autoría compartida de la obra para él y para el artista Rafael Boronali que en realidad se llamaba Lolo y no era mas que el burro de un amigo suyo, con el que perpetro la peregrina idea de desmontar todo el sistema que los críticos de arte en su vanidad tenían montado alrededor del incipiente mercado artístico tan en auge en la Francia de principios de siglo.

Lolo y el genial Dorgeles, años despues de la fechoria

Dorgeles, cuyo verdadero nombre era Ronald Lecavelé, presento pruebas irrefutables de como unos días antes de la exposición y con la ayuda de su amigo, había llevado a LOLO a una pradera tranquila y atándole unos pinceles en la cola y tras ponerlo de espaldas a un lienzo, tan solo tuvo que darle de comer al burro unas zanahorias para que la alegría de esté diera como fruto el vaivén de la cola , dando como resultado varios brochazos de distintos colores, que consiguieron crear una de las joyas del expresionismo a tenor de la opinión de algunos críticos.

Los críticos se convertirían en el hazmerreir de todo París, y el interés por la obra crecería a tal punto que la misma terminaría siendo vendida en la para nada módica suma en aquellos tiempos de 400 francos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es lo que digo yo, este arte moderno no es arte ni es nada.....
Donde se ponga un buen paisaje...

La Narrattrice dijo...

Pues a mí me gusta la pintura, parece impresionista, ¿no?

MALAVENTURA dijo...

No si arte tenia el burro , no hay que negarlo, pero vaya tela la hipocresia de la gente

Anónimo dijo...

Algo de eso pasó hace poco en el Guggenheim, alguien tuvo la feliz idea de colgar un cuadro pintado por niños de 4 años, con brochonazos y trazos sin sentido.

Anónimo dijo...

pero el fondo también lo pinta el burro?? no parece una linea muy recta la que separa el azul del anaranjado?? de todas formas esto y lo del comentario de mario (entre otras cosas, como uno que expone un perro sin comer durante dás hasta que muere de inanición!!) dice mucho de los "artistas"

Anónimo dijo...

Los burrinos es que son la caña! Calamaro tiene uno. Viendo lo visto, animaré a la gatapera, creo que lleva una artista dentro de ella!!! SUSY